lunes, 8 de octubre de 2012
Pudimos haber reparado las roturas que descocieron nuestras almas.
Pudimos haber rellenado los surcos que nos abrieron el corazón.
Pudios haber estrechado las distancias con abrazos,
y con susurros llenarnos los oídos,
hablando a nuestro corazón.
Con los ojos del alma pudimos haber cubierto defectos,
y cobijarnos de caricias y besos.
Pero en nuestros tiempos las cosas rotas se tiran,
se desechan, y jamás se reparan.
Arturo Castillo.
jsf
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